Llegamos a la vida,
húmeda aún la mìnima figura
recién bañada en la celeste hoguera
de un estanque de luz.
Espera quieta,
somos pasto donde la luz madura
mansamente en silencio
ahíta de ternura,
bebí luz de cristal entre los sueños
Y hay estrellas que se levantan temprano todavìa
a pesar del naufragio y salen húmedas, frescas,
sacudièndose la melena de luz
como de una agua nueva
desde el fondo de la caldera iracunda del sol
Vine de Lerdo,
estoy bajo un granado florecido
que turgente palpita como si el sol le hubiera prendido
llamas de alcohol en cada rama.
Hay veces que amo el sitio en que nací,
sin duda porque la luz del verano
se anticipa oliendo a madurez todos los años.
La casa está vacía
las mujeres se ataron la cabeza
y partieron a perderse entre las sábanas
del algodonal nevado,
donde reverberan como una hornaza viva
bajo el sol restallante.
Dios mío,
de tus labios bajan ríos de luz
hacia el cristal secreto de los frutos
y amanecen maduros.
No son brasas colgando en la higuera,
sino el verano que arde en el corazón
desfallecido de los higos
Asoma el sol, bosteza la luz, desperezándose,
y el día se echa a andar
con su nombre de vidrio
Hay sobre las cimas de las tarde que avanza
un incendio de rosas lentas, temblando.
Qué sentido tan hondo el de la luz
derramada en el rubor del aire
se encendían hogueras naranja y paja,
laminillas de oro de un atardecer
de otro, de otro...
La eternidad se vació en los días
amarilla era su luz
la soledad se extendía como oro palpitante
Hoy quisiera dormir...duele tanto el cansancio
Dormir para soltarme los ojos
que corrieran sobre el oro tranquilo
de las colinas que arden,
o sobre la plomiza luz
que baña las planicies resecas de mi tierra
El corazón es un enjambre de música
haciendo luz las palabras.
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