I
¿Por qué a
mi helada soledad viniste
cubierta con el último celaje
de un crepúsculo gris?...Mira el paisaje,
árido y triste, inmensamente triste.
cubierta con el último celaje
de un crepúsculo gris?...Mira el paisaje,
árido y triste, inmensamente triste.
Si vienes
del dolor y en él nutriste
tu corazón, bien vengas al salvaje
desierto, donde apenas un miraje
de lo que fue mi juventud existe.
tu corazón, bien vengas al salvaje
desierto, donde apenas un miraje
de lo que fue mi juventud existe.
Mas si
acaso no vienes de tan lejos
Y en tu alma aún del placer quedan los dejos,
puedes tornar a tu revuelto mundo.
Y en tu alma aún del placer quedan los dejos,
puedes tornar a tu revuelto mundo.
Si no, ven
a lavar tu ciprio manto
en el mar amarguísimo y profundo
de un triste amor, o de un inmenso llanto.
en el mar amarguísimo y profundo
de un triste amor, o de un inmenso llanto.
II
Mira el
paisaje: inmensidad abajo,
inmensidad, inmensidad arriba:
en el hondo perfil, la sierra altiva
al pie minada por horrendo tajo.
inmensidad, inmensidad arriba:
en el hondo perfil, la sierra altiva
al pie minada por horrendo tajo.
Bloques
gigantes que arrancó de cuajo
el terremoto, de la roca viva,
y en aquella sabana pensativa
y adusta, ni una senda, ni un atajo.
el terremoto, de la roca viva,
y en aquella sabana pensativa
y adusta, ni una senda, ni un atajo.
Asoladora
atmósfera candente,
do se incrustan las águilas serenas,
como clavos que se hunden lentamente.
do se incrustan las águilas serenas,
como clavos que se hunden lentamente.
Silencio,
lobreguez, pavor tremendos
que viene solo a interrumpir apenas
el galope triunfal de los berrendos.
que viene solo a interrumpir apenas
el galope triunfal de los berrendos.
III
En la
estepa maldita, bajo el peso
de sibilante brisa que asesina,
yergues tu talla escultural y fina,
como un relieve en el confín impreso.
de sibilante brisa que asesina,
yergues tu talla escultural y fina,
como un relieve en el confín impreso.
El viento
entre los médanos opreso
canta como una música divina,
y finge, bajo la húmeda neblina,
un infinito y solitario beso.
canta como una música divina,
y finge, bajo la húmeda neblina,
un infinito y solitario beso.
Vibran en
el crepúsculo tus ojos,
un dardo negro de pasión y enojos
que en mi carne y mi espíritu se clava;
un dardo negro de pasión y enojos
que en mi carne y mi espíritu se clava;
y,
destacada contra el sol muriente,
como un airón, flotando inmensamente,
tu bruna cabellera de india brava.
como un airón, flotando inmensamente,
tu bruna cabellera de india brava.
IV
La llanada
amarguísima y salobre,
enjuta cuenca de océano muerto
y, en el gris lontananza, como puerto,
el peñascal, desamparado y pobre.
enjuta cuenca de océano muerto
y, en el gris lontananza, como puerto,
el peñascal, desamparado y pobre.
Unta la
tarde en mi semblante yerto
aterradora lobreguez, y sobre
tu piel, tostada por el sol, el cobre
y el sepia de las rocas del desierto.
aterradora lobreguez, y sobre
tu piel, tostada por el sol, el cobre
y el sepia de las rocas del desierto.
Y en el
regazo donde sombra eterna,
del peñascal bajo la enorme arruga,
es para nuestro amor nido y caverna,
las lianas de tu cuerpo retorcidas
en el torso viril que te subyuga,
con una gran palpitación de vidas.
del peñascal bajo la enorme arruga,
es para nuestro amor nido y caverna,
las lianas de tu cuerpo retorcidas
en el torso viril que te subyuga,
con una gran palpitación de vidas.
V
¡Qué
enferma y dolorida lontananza!
¡Qué inexorable y hosca la llanura!
Flota en todo el paisaje tal pavura,
como si fuera un campo de matanza.
¡Qué inexorable y hosca la llanura!
Flota en todo el paisaje tal pavura,
como si fuera un campo de matanza.
Y la
sombra que avanza…avanza…avanza,
parece con su trágica envoltura
el alma ingente, plena de amargura,
de los que han de morir sin esperanza
parece con su trágica envoltura
el alma ingente, plena de amargura,
de los que han de morir sin esperanza
Y allí
estamos nosotros, oprimidos
por la angustia de todas las pasiones,
bajo el peso de todos los olvidos.
por la angustia de todas las pasiones,
bajo el peso de todos los olvidos.
En un
cielo de plomo el sol ya muerto;
y en nuestros desgarrados corazones
¡el desierto, el desierto…y el desierto!
y en nuestros desgarrados corazones
¡el desierto, el desierto…y el desierto!
VI
¡Es mi
adiós!...Allá vas, bruna y austera,
por las planicies que el bochorno escalda,
al verberar tu ardiente cabellera,
como una maldición, sobre tu espalda.
por las planicies que el bochorno escalda,
al verberar tu ardiente cabellera,
como una maldición, sobre tu espalda.
En mis
desolaciones, ¿qué me espera?...
(ya apenas veo tu arrastrante falda)
una deshojazón de primavera
y una eterna nostalgia de esmeralda.
(ya apenas veo tu arrastrante falda)
una deshojazón de primavera
y una eterna nostalgia de esmeralda.
El
terremoto humano ha destruido
mi corazón y todo en él expira.
¡Mal hayan el recuerdo y el olvido!
mi corazón y todo en él expira.
¡Mal hayan el recuerdo y el olvido!
Aún te
columbro y ya olvide tu frente:
solo, ay, tu espalda miro, cual se mira
lo que huye y se aleja eternamente.
solo, ay, tu espalda miro, cual se mira
lo que huye y se aleja eternamente.
VII
Envío
En tus
aras quemé mi último incienso
y deshojé mis postrimeras rosas.
Do se alzaban los templos de mis diosas,
ya solo queda el arenal inmenso.
y deshojé mis postrimeras rosas.
Do se alzaban los templos de mis diosas,
ya solo queda el arenal inmenso.
Quise
entrar en tu alma, y ¡qué descenso!
¡Qué andar por entre ruinas y entre fosas!
¡A fuerza de pensar en tales cosas
me duele el pensamiento cuando pienso!
¡Qué andar por entre ruinas y entre fosas!
¡A fuerza de pensar en tales cosas
me duele el pensamiento cuando pienso!
¡Pasó!...
¿Qué resta ya de tanto y tanto
deliquio? En ti ni la moral dolencia,
ni el dejo impuro, ni el sabor del llanto.
deliquio? En ti ni la moral dolencia,
ni el dejo impuro, ni el sabor del llanto.
Y en mi,
¡qué hondo y tremendo cataclismo!
¡Qué sombra y qué pavor en la conciencia
y qué horrible disgusto de mí mismo!
¡Qué sombra y qué pavor en la conciencia
y qué horrible disgusto de mí mismo!
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