viernes, 10 de octubre de 2014

Estos templos que somos...Enriqueta Ochoa

Ahora sé por qué me mantuviste en cautiverio

calcinándome bajo el ojo sin párpado del desierto,

por qué soltaste dentro de mi cabeza un viento oscuro

que azotaba soplando sin descanso,

por qué pusiste por nervios en mi cuerpo

esta red enfermiza de cristales,

por qué me fui haciendo mínima,

pasita seca en el corazón de la miseria

y por qué hoy  justo antes de partir

levantas mi castigo y rompes el sello que invalidaba mi lengua.

Ha sido para que mi escencia encontrara en ti

su fuente de contacto,

para que aprendiera a beberme el mar

en una sola de tus lágrimas,

para que en el dolor te conociera

al explorar la dimensión del hombre

y pudiera a través de mis labios

trasminar su agua, todos los muros de estos templos

que somos, sin saberlo.

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